"José Hernández Delgadillo ahora es el nombre de sus manos, el nombre con que pintan sus manos, pues sus manos aún pintan no solo en los muros y telas de México y el mundo, sino en los ojos que lo saben mirar, sus manos pintan en los ojos que ven, en los ojos que quieren ver y reconocer, de todos aquellos que quieren mirar comprometidamente lo desnudo de una realidad cruda y humana, donde no se oculta lo que se vive y se muere, donde resalta el vigoroso impulso de la liberación, personal y comunitaria, a pesar de las peores opresiones y cadenas con que las sombras de muerte quisieran mantenernos atados.
"El arte de Delgadillo es un acto de conciencia, desde la belleza indudable con que capta la luz, las formas, los espacios, hasta la emergencia de una humanidad que rota y herida, resurge del fuego enfebrecido de la lucha con un clamor de paz que no evita el conflicto.
"A mi querido amigo y maestro, Pepe Delgadillo, unas palabras de homenaje, que me inspiran sus manos que pintan, cada vez que las releo y me llaman a la vida."
Benito Balam.
11 de abril de 2009
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